Del otro lado de la mesa.
Estoy sentada frente a ti
con una resaca empozada
en el alma
ha sido suficiente para mi
la aurora ya no suena
se apago con tu lumbre
las lágrimas han ahogado
mis manías ya no hay
noches violetas ni
amaneceres rojos
te quedas pasmoso
al ver la botella de ginebra
en la mesa
ha calmado mi hastío
mi amargo querer
es cruel y oscilante
en mi pecho
no me mires vaciamente
hay muchos rostros de ti
en mi
ahora pesas tanto que
ya no puedo sostenerte
en mis manos
te molesta el humo de mi cigarro
cada calada marchita
mi errante cordura
vociferas silabas que no
entiendo.
grises
melancólicas
vacías
¿quien eres?
sastre de atardeceres
grises, de viento
coqueto y frígido.
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